La palabra viento procede
del latín ventus. El fenómeno
meteorológico del viento se define como el movimiento del aire. El viento es el
movimiento horizontal o parahorizontal del aire. Este movimiento es
consecuencia de la diferencia en la presión atmosférica entre dos puntos. Este
diferencial de presiones se debe a la diferencia de temperaturas en esos dos
puntos; la diferencia de temperatura produce una diferencia de densidades en el
aire: entonces el aire se mueve para compensar esas diferencias buscando el
equilibrio y se origina el viento. El equilibrio nunca se alcanza, dado que
continuamente se crean nuevas diferencias y por lo tanto, el viento siempre
existe, aunque en ocasiones es imperceptible. En meteorología se estudia el
viento como aire en movimiento tanto horizontal como verticalmente. Los
movimientos verticales del aire caracterizan los fenómenos atmosféricos
locales, como la formación de nubes de tormenta.
El viento es causado
por las diferencias de temperatura existentes al producirse un desigual
calentamiento de las diversas zonas de la Tierra y de la atmósfera. Las masas
de aire más caliente tienden a ascender, y su lugar es ocupado entonces por las
masas de aire circundante, más frío y, por tanto, más denso. Se denomina
propiamente "viento" a la corriente de aire que se desplaza en
sentido horizontal, reservándose la denominación de "corriente de convección"
para los movimientos de aire en sentido vertical.
La dirección del viento
depende de la distribución y evolución de los centros isobáricos; se desplaza
de los centros de alta presión (anticiclones) hacia los de baja presión
(depresiones) y su fuerza es tanto mayor cuanto mayor es el gradiente de
presiones. En su movimiento, el viento se ve alterado por diversos factores
tales como el relieve y la aceleración de Coriolis.
En superficie, el
viento viene definido por dos parámetros: la dirección en el plano horizontal y
la velocidad.
Tipos
de vientos
De acuerdo con la
escala o dimensión del recorrido de los vientos tenemos tres tipos de vientos: los vientos planetarios, los
vientos regionales y los locales, aunque hay algunos tipos,
como los monzones, que son más difíciles de determinar y que ocupan variantes
dentro de esta simple clasificación.
Los vientos
globales, constantes o planetarios: se generan
principalmente como consecuencia del movimiento de rotación terrestre, que
origina un desigual calentamiento de la atmósfera por la insolación y proceden
de centros de acción dispuestos en franjas latitudinales de altas y bajas
presiones, es decir, de anticiclones y depresiones.
Vientos
regionales: Son determinados por la distribución de
tierras y mares, así como por los grandes relieves continentales. Los monzones
también pueden considerarse como vientos regionales, aunque su duración en el
tiempo y su alternabilidad estacional los convierten más bien en vientos
planetarios.
Vientos
locales: presentan un desplazamiento del aire desde zonas
de alta presión a zonas de baja presión, determinando los
vientos dominantes y los vientos reinantes de un área más o menos amplia. Estos
tipos de vientos son los siguientes: Brisas marina y terrestre, Brisa de
valle, Brisa de montaña, viento catabático y viento anabático.
Efectos
del viento
Los efectos del viento
en la agricultura son muchos: transporta polen y materia orgánica, humedad y
nubes, masas de aire frío o caliente, etc. Sin embargo, este fenómeno del
tiempo es más bien relacionado con los daños que ocasiona; principalmente
aquellos que resultan fácilmente visibles.
Los efectos del viento
pueden convertirse de benéficos en perjudiciales dependiendo en gran parte de
su intensidad. Existen cultivos que son más sensibles a los efectos del viento
que otros. Por lo general, las plantas con poco desarrollo vertical, esto es,
aquellas cuya parte aerea está muy cercana a la superficie del suelo, son
insensibles al viento.
Circulación
del aire en la atmosfera
El aire de la atmósfera
experimenta unos procesos de circulación de carácter general que determinan la
climatología y la estacionalidad y evolución de los fenómenos meteorológicos.
La
radiación solar: La energía calorífica de la radiación
solar es la generatriz de todos los procesos meteorológicos y climáticos que se
dan en la tierra. Al incidir sobre el planeta, atraviesa el gas atmosférico sin
apenas calentarlo; en cambio sí calienta la superficie terrestre que es la que
acaba transmitiendo el calor al aire atmosférico en contacto con ella.
Regiones
depresionarias y anticiclónicas: El aire caliente de la
zona ecuatorial se hace más ligero y se eleva. Al ascender, se dirige en altura
hacia los polos. A medida que se desplaza hacia el polo sufre la acción de la
fuerza de Coriolis, desviándose hacia su derecha en el hemisferio Norte y hacia
su izquierda en el hemisferio Sur.
La
influencia de los continentes: Este equilibrio es el
que se produciría si el planeta tuviera una superficie homogénea, pero en
realidad hay tierra y agua que se calientan y enfrían de forma distinta. En el
hemisferio norte predominan las grandes masas continentales y en el sur el
agua, por lo que el modelo de circulación general experimenta variaciones en
cada caso. También las masas de tierra y agua se encuentran mezcladas sin
uniformidad, por lo que la distribución de las depresiones y los anticiclones
no es tampoco homogénea en cada hemisferio.
Medición
del viento
El aparato
tradicionalmente empleado para medir la dirección del viento es la veleta que
marca la dirección en grados en la propia rosa. Debe instalarse de acuerdo a
los procedimientos internacionales vigentes para evitar las perturbaciones.
Se considera que partir
de 10 metros de altura las perturbaciones no afectan de forma notable a la
medida. La velocidad del viento se mide con el anemómetro, que es un molinete
de tres brazos, separados por ángulos de 120º, que se mueve alrededor de un eje
vertical. Los brazos giran con el viento y permiten medir su velocidad. Hay
anemómetros de reducidas dimensiones que pueden sostenerse con una sola mano
que son muy prácticos aunque menos precisos debido a las mencionadas
perturbaciones.
Dirección
y velocidad del viento
La
dirección del viento: viene definida por el punto del
horizonte del observador desde el cual sopla. En la actualidad, se usa
internacionalmente la rosa dividida en 360º. El cálculo se realiza tomando como
origen el norte y contando los grados en el sentido de giro del reloj. De este
modo, un viento del SE equivale a 135º; uno del S, a 180º; uno del NW, a 315º,
etc.
La
velocidad del viento: se mide preferentemente en náutica en
nudos y mediante la escala Beaufort. Esta escala comprende 12 grados de
intensidad creciente que describen el viento a partir del estado de la mar.
Esta descripción es inexacta pues varía en función del tipo de aguas donde se
manifiesta el viento. Con la llegada de los modernos anemómetros, a cada grado
de la escala se le ha asignado una banda de velocidades medidas por lo menos
durante 10 minutos a 10 metros de altura sobre el nivel del mar.
Brisas
Térmicas
Son vientos costeros
debidos a la diferencia de temperatura entre el mar y la tierra. Su intensidad
depende de muchos factores locales tanto sinópticos como climáticos. En
meteorología se denominan brisas térmicas a los vientos que soplan en las zonas
de la costa del mar hacia tierra durante el día y de la tierra al mar durante
la noche. Son vientos pues que no se generan por gradientes isobáricos a nivel
general, sino a nivel local en las zonas costeras.
La
corriente en chorro o Jet Stream
Es un área de fuertes
vientos concentrados en una franja relativamente angosta en la troposfera alta
(o tropopausa) de las latitudes medias y en regiones subtropicales de los
hemisferios norte y sur. Fluye en una banda semicontínua alrededor del globo de
oeste a este y es producto de los cambios en la temperatura del aire cuando el
viento polar se mueve hacia el ecuador encontrándose con el cálido viento
ecuatorial que se dirige al polo.
Erosión
eólica
La erosión es el
proceso de dislocamiento transporte de partículas del suelo. Este fenómeno
tiene en el agua y el viento sus dos principales agentes. El poder erosivo del
viento crece exponencialmente con la velocidad, por lo que en grandes extensiones
planas y libres de obstáculos es en donde el viento alcanza grandes velocidades
y su poder erosivo es muy alto.
Conclusión
Es imposible subestimar
la importancia que los vientos tienen para la vida de animales y plantas, para
el restablecimiento del equilibrio en la atmósfera y, lógicamente, para la
producción del ciclo hidrológico. Es por ello que, lo mismo que puede decirse
con relación al ciclo hidrológico, el viento constituye uno de los
factores esenciales que explican la vida sobre la superficie terrestre. Sin la
existencia de los vientos, la vida para animales y plantas sería imposible por
el papel fundamental del viento en el ciclo hidrológico.