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jueves, 19 de octubre de 2017

Historia de la informática

La historia de la informática se remonta desde tiempos ancestrales, en donde el hombre comenzó a crear las primeras máquinas de cálculo. La primera máquina de cálculo que surgió fue el ábaco chino. A partir de esto la informática comienza a tomar fuerza. A continuación, se mostrarán las diversas etapas que dieron inicio al nacimiento de la historia de la informática. Estas etapas comienzan con una máquina llamada ábaco.

El ábaco

El ábaco de polvo constituye la más antigua herramienta de cálculo conocida y se remonta a la llamada cuna de la civilización hace por lo menos 5000 años en el Valle del Tigris-Eufrates, al suroeste de Asia.
El ábaco de polvo no era más que una pequeña superficie cubierta de polvo o de arena, sobre la cual se marcaban las cifras con un estilo. En la China de Confucio (541-479) al ábaco se le llamó suanpan. Estaba dividido en dos partes por un travesaño, a la parte superior se le denominaba cielo y contenía dos cuentas, a la parte inferior se le denominaba tierra y contenía cinco cuentas. Las cuentas del cielo valían por cinco unidades y las de tierra por una. El ábaco es citado en Roma por Cicerón (106-43a.C), Plinio (23-79) y Juvenal (65-135). La palabra abacus significa marco o tablilla y con este sentido se utiliza en lenguaje arquitectónico para designar la parte superior de cualquier capitel. Paradójicamente las herramientas de cálculo, se desarrollan principalmente en aquellas civilizaciones que no inventaron sistemas de numeración aptos para el cálculo mental. El uso del ábaco continuó hasta la Edad Media en Europa, donde las casas nobles poseían sus propias tablas de cálculo con sus correspondientes cuentas. Estas no eran las simples bolas del ábaco actual, sino que estaban sumamente bien talladas o fundidas en metal con el símbolo característico de la casa.

Las calculadoras astronómicas

Aproximadamente 3000 años antes del descubrimiento de América, se construye el observatorio de Stonehenge en Inglaterra. Este monumento, compuesto de círculos concéntricos hechos de piedras gigantescas, sigue siendo un enigma para los arqueólogos. Está considerado por algunos como una primitiva calculadora astronómica ya que se ha probado con ayuda de ordenadores que Stonehenge indica los solsticios y los comienzos de las temporadas así como predice los eclipses del sol y de la luna. La alineación de marcas (piedras, hoyos y los centros de los círculos) señalaban la salida y puesta de sol durante los días de los solsticios de verano e invierno.
Ya a principios de este siglo, se recuperó un barco que había naufragado en la costa griega otra calculadora astronómica posterior de tipo mecánico que se atribuyó al siglo I a.C. Este mecanismo contiene pistas de engranajes cuidadosamente diseñadas que, por lo visto, movían las manillas de los indicadores frontales a velocidades exactamente análogas a los movimientos planetarios.

La edad media

Poco antes de llegar al año 1000, el sacerdote francés Gerbert de Aurillac es traído por el conde de Borrell al monasterio de Ripoll, donde lleva a cabo el primer intento en la Europa Occidental de mecanizar el ábaco. Aunque pasó muchos años intentando perfeccionar su dispositivo, nunca logró que funcionara con precisión a pesar de los 1000 contadores hechos de cuerno y repartidos entre 27 separadores. Su instrumento no resultó mucho mejor que las operaciones manuales puesto que en aquel momento se desconocía el concepto de cero, si bien, una novedad fue la de escribir en las bolas los caracteres indo-arábigos que había aprendido en Ripoll.
Otros informes hablan de un español llamado Magno que, aprovechando las ideas anteriores, creó alrededor del año 1000 una máquina calculadora de latón, con la forma de una cabeza humana en la que las cifras aparecían en la posición de los dientes. Se dice que los sacerdotes de la época pensaron que el aparato era algo sobrehumano y lo destrozaron a martillazos, destruyendo toda prueba de su precisión.

El descubrimiento de dos tomos encuadernados de los apuntes de Leonardo da Vinci en la Biblioteca Nacional de Madrid, demostró que el genio del siglo XV había tratado también esta cuestión. Sus dibujos describen una máquina que mantendría una ratio constante de 10:1 en cada una de sus 13 ruedas de registro de dígitos. Nunca se ha conocido ningún prototipo de este aparato que funcionara y los expertos dudan que Pascal viera los dibujos de da Vinci.

Las máquinas de Napier y Schickard

El descubridor del logaritmo, John Napier (1550-1617), barón de Merchiston en Escocia, desarrolló en 1614 un aparato conocido como las varillas o huesos de Napier que venía a ser una tabla de búsqueda de resultados para las multiplicaciones. Los huesos formaban una tabla movible de multiplicaciones, hechas de láminas de hueso que tenían los números impresos. Colocadas en la combinación correcta, estás láminas podrían realizar multiplicaciones directas.
Un profesor alemán de lenguas bíblicas y astronomía, Wilhelm Schickardt diseñó en 1623 una máquina que, según se contaba, podía sumar, restar, multiplicar y dividir. Desafortunadamente el modelo original se destruyó en un incendio y nunca se volvió a construir otro.

La pascalina

La primera calculadora la inventó un joven francés llamado Blaise Pascal (1623- 1662) en 1642. Era hijo de un recaudador de impuestos y buscaba la forma de reducir el tedioso trabajo de sumar grandes cantidades de números. El principio básico del mecanismo de ruedas de engranaje se aplicó a la mayor parte de las calculadoras mecánicas durante unos trescientos años.
La pascalina, en esencia, parecida a las calculadoras que todavía se utilizaban hasta hace unas décadas, ordenaba los dígitos de un número en una serie de ruedas. Cuando una rueda completaba una revolución, causaba que la siguiente girará una décima de revolución, sumaba de esta forma cada dígito contado. El mecanismo más difícil de incorporar era la rueda de trinquete que comunicaba por una revolución de un movimiento de un dígito a la siguiente rueda de orden superior. Aunque la máquina incorporaba ocho discos movibles, que correspondían al sistema monetario francés de la época, se pueden realizar cálculos en el sistema decimal, pasando por alto, los dos discos del extremo derecho. Aunque la máquina no llegó a ser producto de grandes ventas, se construyeron más de 50 modelos, algunos de madera, otros de marfil, ébano y cobre.

Los avances de Leibnitz

Para empezar, Gottfried Wilhelm Leibnitz (1646-1716) mejoró la máquina de Pascal, añadiéndole un cilindro escalonado de dientes de longitud variable, conocida ahora como rueda de Leibnitz para representar los dígitos del 1 al 9. 
En 1673 construyó su máquina calculadora después de realizar varios modelos distintos. Era verdaderamente superior a la de Pascal y fue el primer dispositivo calculador de propósito general capaz de satisfacer las necesidades principales de matemáticos y contables: era una máquina capaz de sumar, restar, multiplicar, dividir y obtener raíces. Además de esta máquina, Leibnitz diseño otros ambiciosos aparatos calculadores que resultaron ser demasiados complicados para fabricarse en el siglo diecisiete. Los principios diseñados por Leibnitz fueron explotados sin embargo durante los siglos diecinueve y veinte a medida que avanzaba la ingeniería de precisión. Ejemplos de estas aplicaciones son el aritmómetro de Charles Xavier Thomas (1785-1870) de Colmar en 1820, el mismo aparato incluyendo las mejoras a la rueda escalonada de Leibnitz de Frank Stephen Baldwin en 1872 y la máquina del sueco W. T. Odhner basada en el diseño de Baldwin.

La máquina analítica de Babbage

La idea que tuvo el inglés Charles Babbage (1791-1871) de un ordenador tuvo su origen en el hecho de que la elaboración de tablas matemáticas era realmente frustante por ser un proceso tedioso y tendente a errores. En 1823 solicitó y obtuvo una subvención del gobierno británico para crear una máquina de diferencias, un dispositivo mecánico para realizar sumas repetidas. Mientras tanto, Joseph-Marie Charles Jacquard (1752-1834), fabricante de tejidos francés, había ideado un telar que podría reproducir automáticamente patrones de tejidos leyendo la información codificada en patrones de agujeros perforados en tarjetas de papel rígido. El telar de Jacquard construido en 1801 puede considerarse como la primera máquina programada. Al saber sobre el telar programable de Jacquard, Babbage abandonó la máquina de diferencias y se dedicó a un proyecto más ambicioso.
La llamada máquina analítica de Babbage puede considerarse el antecedente directo del ordenador actual. Ideada en 1835, tampoco llegó nunca a realizarse, probablemente por la incapacidad de la tecnología, meramente mecánica, de la época. La idea central combinaba la programación con tarjetas perforadas y la realización de las cuatro operaciones aritméticas con decisiones basadas en los propios resultados intermedios de la secuencia de cálculo almacenados internamente. De esta manera se identificaban las etapas de una tarea informática como entrada, tratamiento y salida de datos asociadas a los distintos elementos de la máquina. De Babbage parte la idea de programa como un conjunto de instrucciones que controlan las operaciones de un ordenador.

La hija de Lord Byron, Ada Augusta Byron (1788-1824), condesa de Lovelace, quedó fascinada por la máquina analítica y colaboró en su diseño, aportando nuevas ideas y corrigiendo los errores del trabajo de Babbage. También construyó varios procedimientos para utilizar la máquina de Babbage en la resolución de varios problemas. Como consecuencia de sus aportaciones, Ada Lovelace se considera la primera programadora de la historia.

El impresor sueco George Scheutz tuvo conocimiento del trabajo de Babbage y construye una pequeña máquina diferencial que fue comprada en 1855 para el Observatorio Dudley de Albany en Nueva York, para imprimir tablas astronómicas. Este fue el primer ordenador que hubo en América. Se construyó otra máquina Scheutz para el gobierno inglés y se utilizó para computar tablas actuariales dirigidas a las compañías de seguros.

La lógica de Boole

En 1854 el matemático inglés George Boole (1815-1864) sienta las bases de lo que conocemos hoy como Teoría de la Información, con la publicación de su obra maestra, Una Investigación de las Leyes del Pensamiento sobre las cuales se fundamentan las Teorías Matemáticas de la Lógica y las Probabilidades. En su obra, Boole expresa la lógica como una forma extremadamente simple de álgebra, en la cual se lleva a cabo el razonamiento mediante la manipulación de fórmulas más sencillas que aquéllas utilizadas en el álgebra tradicional. Su teoría de la lógica, que reconoce tres operaciones básicas: Y, O y NO, no tuvo ningún uso práctico hasta bastante después, cuando llegaría a formar parte del desarrollo de la conmutación de circuitos telefónicos así como del diseño de ordenadores electrónicos.
Simultáneamente, en esta época parecen una serie de dispositivos de cálculo analógico como pueden ser la máquina de cálculo de raíces de ecuaciones de Boys, la balanza algebraica del barcelonés Castells y Vidal, el calculador de raíces del santanderino Torres Quevedo o el sintetizador armónico de Lord Kelvin.

La máquina tabuladora de Hollerith

Si la máquina de Babbage fue el precedente teórico del ordenador, el precedente industrial y comercial se encuentra en las máquinas tabuladoras, de aplicación directa en el tratamiento de datos administrativos. 
Para el censo norteamericano de 1890, el ingeniero mecánico Herman Hollerith (1860-1929) diseñó un sistema compuesto de una lectora eléctrica de tarjetas perforadoras, una clasificadora rudimentaria y una unidad tabuladora para realizar las sumas e imprimir los resultados. La máquina censadora o tabuladora tuvo un gran éxito y fue capaz de concluir el recuento del censo de 1890 en menos de tres años. Otras máquinas de este tipo se utilizan posteriormente en Rusia, Canadá y el Reino Unido, entre otros países. En 1911, Hollerith funda la Computing-Tabulating-Recording Machine Company, que posteriormente, reorganizada por Thomas J. Watson sería el preludio de la fundación de IBM. Uno de los fundadores de la estadística, el matemático inglés Karl Pearson (1857-1936) y el astrónomo Leslie John Comrie (1893-1950) fueron los primeros en utilizar las máquinas de Hollerith para el cálculo científico, con ellas tabularon los movimientos de la luna hasta el año 2000.

La Máquina Universal de Turing

En 1936, el inglés Alan M. Turing (1912-1954) especificó un ordenador teórico completamente abstracto que pudiera llevar a cabo cualquier cálculo realizable por un ser humano. 
La Máquina Universal de Turing presentaba muchos aspectos que, posteriormente, se incorporarían a todas las máquinas de cálculo generales. Su trabajo tiene un valor especial para entender las capacidades y limitaciones de los ordenadores en el diseño de los lenguajes de programación y en el estudio de la inteligencia artificial. El mismo Turing aprovechó la oportunidad para dar vida a sus ideas mediante sus investigaciones sobre lo que generalmente se consideran los primeros ordenadores digitales electrónicos funcionales del mundo, desarrollados en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Entre otros proyectos, colaboró en la construcción de la serie Colossus, máquinas de propósito específico, dedicadas a la criptología, no fácilmente modificables para otro fin.

Los dispositivos electromecánicos

Los aparatos más eficientes en el ámbito del cálculo científico y militar en la primera mitad del siglo XX empleaban la hoy en desuso tecnología analógica. Así ocurría con el analizador analógico de Vannevar Bush desarrollado hacia 1930. Más tarde, el uso de la tecnología electromecánica de los relés telefónicos impulsó nuevas máquinas de cálculo como el enorme Mark I de Harvard, desarrollado entre 1937 y 1944 por Howard Aiken con financiación de IBM
Ya en 1937, Claude Elwood Shannon, estudiante post-graduado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), demostró que se podría aplicar el álgebra booleana a problemas de circuitos en conmutación. Como tesis para la licenciatura en ingeniería eléctrica, Shannon publicó un trabajo titulado Un Análisis Simbólico de Circuitos de Relé y de Conmutación, aplicando la lógica simbólica de Boole al análisis de circuitos de conmutación y demostrando que el álgebra podía realizarse mediante relés.

En 1939, un joven ingeniero alemán llamado Konrad Zuse desarrolló el primer ordenador digital programable de propósito general: una máquina construida con relés para automatizar el proceso de cálculo de ingeniería. El mismo Zuse solicitó ayuda económica al gobierno alemán para construir un ordenador electrónico más rápido utilizando tubos de vacío. Su proyecto de dos años, que podría haber tenido numerosas aplicaciones militares, no recibió financiación. La cúpula militar alemana confiaba en que su aviación podría ganar rápidamente la guerra sin la ayuda de avanzados dispositivos de cálculo. En el mismo año, George Stibitz de los Laboratorios Bell, comenzó a diseñar un calculador de relés sin conocer el trabajo de Shannon. Fue puesto en funcionamiento en 1940 y podía realiza operaciones aritméticas con números complejos.

La tecnología del calculador universal Mark I desarrollado en la Universidad de Harvard en 1944 era totalmente electromecánica, basada en 3000 relés electromagnéticos, ruedas dentadas y embragues electromecánicos. Los relés podían abrirse o cerrarse en una centésima de segundo, tiempo difícil de reducir al involucrar dispositivos mecánicos. Estos dispositivos mecánicos aunque accionados eléctricamente, hacían un ruido clic-clac muy peculiar, que lo asemejaba a un grupo de mujeres haciendo punto. El Mark I podía realizar todas las operaciones aritméticas básicas y tenía secciones especiales para calcular funciones matemáticas tales como logaritmos y senos. Aunque se le denominó calculador, podía tomar un número limitado de decisiones por lo que se podía considerar, en realidad, un ordenador.

Como los ordenadores actuales disponía de dispositivos de entrada (tarjetas perforadas de Hollerith) y salida de datos (cintas de papel), unidad aritmética, unidad de control y memoria central. Entre los componentes del equipo que llevó a cabo el proyecto se debe destacar a Howard H. Aiken (1900-1973) junto con varios ingenieros de la empresa IBM. El Mark I trabajó en proyectos de balística y en el diseño de buques para la marina de los Estados Unidos, así como también para la Fuerza Aérea y para la Comisión de Energía Atómica. En 1947 se construyó una máquina de relés más rápida llamada Mark II.

La aparición de la electrónica

Pero el cambio tecnológico radical fue el uso de la electrónica, cuyo precursor fué el profesor John Vincent Atanasoff de la Universidad de Iowa junto con su compañero Clifford Berry. Su máquina de calcular, conocida como ABC (AtanasoffBerry Computer), fue creada en 1939, estaba basada en el uso de tubos de vacío y operaba en binario. Su objetivo era encontrar una herramienta que ayudara a los estudiantes de postgrado a resolver largas y complejas ecuaciones diferenciales. No estaba preparada para ser programada por lo que no puede considerarse realmente un ordenador. Su universidad nunca se preocupó de patentar la innovadora máquina de Atanasoff y éste jamás pudo convertirlo en un producto totalmente operativo.
El ABC no pretendía el cálculo universal, como el ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Calculator) desarrollado para el ejército de los Estados Unidos por el ingeniero eléctrico John Presper Eckert y el físico John W. Mauchly en la Escuela Moore de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Pennsylvania, que el gran público conoció en un famoso reportaje aparecido en el diario New York Times el 16 de febrero de 1945. El ENIAC utilizaba tubos de vacío con tecnología basada en diodos y triodos. La masa del electrón es incomparablemente menor que la de cualquier elemento mecánico, las fuerzas que actúan sobre un electrón bajo la acción de un campo eléctrico, aunque éste sea muy débil, son muy importantes, por lo que se pueden conseguir aceleraciones y velocidades muy elevadas que permiten alterar el estado del circuito en millonésimas de segundo. Su velocidad de trabajo era mil veces superior a la de las máquinas electromecánicas y una hora de trabajo del ENIAC era equivalente a una semana del Mark I.

El ENIAC ya incorporaba todos los conceptos modernos sobre el ordenador tales como la unidad central de proceso, una memoria y entrada y salida de datos. A pesar de Leibnitz, el sistema decimal seguía siendo la única base del cálculo y el ENIAC almacenaba los números de forma decimal con anillos de 10 tubos. No existía ningún giro mecánico pero se transmitía un impulso de un tubo a otro hasta completar una vuelta y entonces se producía un arrastre en el anillo siguiente: se había cambiado la tecnología pero se mantenía de alguna forma la manera de pensar. La programación del ENIAC requería, como en los equipos clásicos, todo un conjunto de conexiones sobre el tablero.

Las bases de John von Neumann

La incorporación del matemático John Von Neumann (1903-1957) al equipo de diseño hizo que la idea del programa almacenado en la memoria en formato binario junto con los datos, que hoy caracteriza al ordenador y que se conoce como arquitectura Von Neumann, se le atribuyera sólo a él, cuando es casi seguro que fue un diseño de Eckert y Mauchly al que Neumann dió forma escrita. Neumann trabajó en muchos campos de un amplio espectro de la física y de la matemática. Entre otras áreas, en grupos topológicos y topología diferencial, centrándose en los anillos de operadores, obteniendo como resultado las geometrías continuas que permiten describir espacios cuya dimensión se expresa por un número real.
Tanto el almacenamiento del programa como la utilización del sistema binario se incorporarían al diseño de la máquina EDVAC (Electronic Discrete Variable Automatic Computer) ideada por Neumann en 1950. Las ideas básicas en que se apoya en cálculo electrónico permanecen vigentes y se recogen en un informe titulado Discusión Preliminar del Diseño Lógico de un Instrumento de Cálculo Electrónico publicado por Neumann y el capitán del ejército, miembro del grupo desarrollador del ENIAC, Goldstine, en 1946.

Por su parte, en 1949 la Eckert-Mauchly Corporation desarrolló el primer ordenador binario automático que se bautizó como BINAC (Binary Automatic Computer) cuyas principales novedades fueron el uso de diodos semiconductores, el empleo de cintas magnéticas y la realización de determinadas transmisiones de señales internas en paralelo.

A partir de entonces, se abrieron dos caminos: mientras Von Neumann reclamaba la naciente informática basada en la tecnología electrónica para el cálculo científico y académico, casi siempre al servicio de proyectos militares, Eckert y Mauchly vieron pronto el potencial de mercado de la nueva tecnología y ya en 1951 comercializaron el UNIVAC I (Universal Automatic Calculator) que fue adquirido por las oficinas del censo norteamericano. Tan sólo dos años después se instaló en una empresa privada: la General Electric. Fue el primer ordenador electrónico con programa almacenado entregado a un usuario civil y establecía la viabilidad de los ordenadores comerciales. La informática comenzaba a superar su dependencia de los proyectos científico-militares que le habían dado forma.

Poco después IBM, dominadora en el campo de las tabuladoras, adoptaría la tecnología electrónica con su IBM 701, comercializado a partir de 1953, del que se hicieron 19 unidades.

La aparición de las computadoras

La aparición de la computadora dio inicio a la informática moderna. La computadora es el objeto fundamental de estudio de la informática, por lo que su historia va incluida en la historia de la informática. La aparición de la computadora se fundamenta en un conjunto de generaciones que muestran la historia de la computadora. Dichas generaciones muestran cómo han ido avanzando las computadoras al pasar el tiempo.

La historia de la computadora se muestra en la siguiente definición: